Por Julio Zamudio
El solo hecho de llegar a la Plaza de la Basílica, provoca una serie de emociones al encontrarse frente a las columnas que abrazan dicha Plaza.
Usted debe planear su viaje para al menos visitar la Plaza de San Pedro un miércoles por la mañana y tenga la oportunidad de conocer al Papa, cuando hace su recorrido y salutaciones, mientras es vitoreado por miles de católicos provenientes de todo el mundo. Si usted no es católico, de cualquier forma, la vibra del lugar y las personas lo envolverán.
Una vez que el Papa regresa a sus labores, la Plaza poco a poco empieza a quedar vacía y usted podrá apreciar al máximo el esplendor de la misma y de la Basílica de San Pedro.
Para entrar a la Basílica deberá pasar por un modulo de seguridad y depositar sus bolsos o mochilas en un lugar destinado para ello. Si usted viaja solo y no toma un tour guiado, le recomiendo que rente un audiología, los hay en diferentes idiomas y le aseguro que le servirá mucho para conocer las numerosas obras de arte que se encuentran dentro de la Basílica.
Para la visita a la Plaza y Basílica de San Pedro, destine al menos medio día, ya que realmente vale la pena caminar despacio y pararse en cada escultura (principalmente de Jean Lorenzo Bernini), sin dejar de admirar la Piedad y la Cúpula de Miguel Angel.
Una vez terminada su visita puede pasar a los Museos Vaticanos, pero esos, son otra historia…
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