La Habana Vieja es el barrio más antiguo de la capital cubana, en donde se concentra una de las zonas turísticas más bellas del mundo, su arquitectura es una mezcla de las diferentes épocas de invasión a la isla: Colonial (española), británica, francesa y estadounidense (los edificios más antiguos son del siglo XVI).
En 1994 realice mi primer viaje a Cuba y por supuesto una visita obligada fue al barrio de La Habana Vieja (declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1982), la belleza de los edificios se asomaba entre los escombros, la suciedad, la ropa tendida en cada ventana y el hedor de la calles destruidas, sí un olor a basura acumulada en los contenedores que se encontraban en las calles donde los desperdicios de hogares, restaurantes y turistas se amontonaban en estas grandes e insuficientes cajas de metal, uno debía esquivarlos o pasar a la otra acera tratando de huir del ineludible olor. Al caminar por esas calles resquebrajadas, debías sortear los charcos y los contenidos que se escapaban de los tubos rotos del drenaje de los edificios.
Empecé a imaginar como serían en su época aquellas edificaciones que aún conservaban parte de su belleza y orgullo, con esos corredores y escaleras de mármol italiano, con aquellos patios interiores y mosaicos incrustados apenas perceptibles en los pisos y paredes de algunas construcciones.
Fue así como de 1994 a diciembre de 2010, año tras año, he sido testigo de la asombrosa transformación que La Habana Vieja ha tenido; la mayoría de las plazas y edificios de la zona están restaurados, recuperada totalmente su esplendor y belleza original, pintados y limpios sus interiores de mármol y maderas finas, balcones y fachadas de diversos colores dan vida a un espacio lleno de música, bullicio y alegría, desaparecieron los contenedores dando lugar a calles totalmente restauradas y transitadas por miles de habaneros que se mezclan con los turistas todos los días en las tiendas de ropa, joyerías, restaurantes gourmet y sus famosos “paladares” (restaurantes de comida criolla cubana), artesanías, plazas, conventos, portales, jardines, iglesias y museos.
Una fresca mezcla de flores, café, tabaco y suave ron, es ahora el aroma que se percibe en la bella Habana Vieja.
Ya no tengo que imaginarme como se veían esos edificios que ahora nuevamente hermosos y orgullosos continúan de pie en el conjunto colonial más rico de Latinoamérica.
Nota de viaje: La grandeza y belleza de un lugar siempre serán perceptibles al ojo humano.
BLOG COMMENTS POWERED BY DISQUS